domingo, 26 de febrero de 2012

¿El fin de la era de la confidencialidad?

Durante muchos años, sino siglos, uno de los principales valores en la gestión de la información estaba dado por la confidencialidad. De hecho, aún es así su manejo, y debe ser así en diferentes ramas de la actividad y organización humana.

Manejar la información de forma confidencial ha permitido a los estados prosperar, a través de desarrollos pioneros en diferentes campos. Las organizaciones empresariales la utilizan constantemente al crear productos y servicios que los posicionan en un lugar preferencial frente a la competencia.

Sin embargo, el desarrollo de nuevas tecnologías de la información, junto con una cultura basada en esta, está desatando todo un cambio en el modo de ver y apreciar el valor de la confidencialidad.

El desarrollo de la Internet, y específicamente de la web 2.0 nos invitando a “poner en común” diferentes formas de producción humana: textos, fotografías, música, videos, etc.
Todo esto basado en dispositivos electrónicos que hacen más fácil compartir información con diferentes círculos.

La generación de usuarios nativos digitales, está creciendo con este valor, mientras que la confidencialidad, para ellos, les será un valor más bien anexo (que no necesariamente obsoleto).

Las nuevas generaciones tendrán, más bien, la tendencia a diseminar información, hacerla social entre sus amigos, familiares y compañeros de trabajo.

Siendo así, muchas de las nociones y definiciones de confidencialidad y exclusividad tendrían que cambiar y adoptar un matiz diferente. Los negocios globales también tendrán un sesgo diferente, en donde la socialización de la producción intelectual y artística tendrá como base la diseminación de conocimientos.

La política y la administración del capital intelectual sufrirán cambios, en la medida que el o los “autores” de una producción intelectual y/o artística pondrán a disposición del público su producción y estos podrán generar nuevos agregados a los productos desarrollados.

Estamos frente a una silenciosa revolución en el modo de ver y apreciar el conocimiento, y la industria que gira alrededor de él; así como las normas que lo rigen a nivel mundial. Revolución que obviamente genera marchas y contramarchas, tales como las leyes SOPA y ACTA.

Finalmente, crecen más las organizaciones humanas que no basan su cultura en el secretismo, sino en la colaboración y enriquecimiento del conocimiento; valores cada vez más soportados por la tecnología.

1 comentario:

ICMA dijo...

Excelente articulo, porque ahora no puedes ignorar la rapidez de las comunicaciones; y la importancia de la colaboracion. El trabajo en equipo es una muestra que podemos saber mucho, pero siempre existiran los expertos que lideren ciertas areas

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